Muchos hemos ido al Santuario de la Virgen de Fátima, lugar de obligada visita en cualquier ruta de peregrinaje o turismo a las tierras portuguesas. Maravillosas y hospitalarias tierras de nuestro Pais hermano. Casi todos conocen con mayor o menor detalle, la historia de las apariciones de la Virgen de Fátima a los tres pastorcillos, Lucia, Jacinta y Francisco, así como los testimonios, la devoción y el empeño del pueblo llano hasta la terminación del Santuario de Fátima. Pero casi nadie conoce de donde fué tomado el nombre de Fátima para que lo llevase la Villa y el Santuario que allí existe. Debido a mis muchos años de estancia y viajes por este Pais de Portugal, he ido tomando interés por sus peculiaridades e historia y de ese modo llegué a investigar la procedencia del nombre de la Virgen y del Santuario a través del descubrimiento de una leyenda ya casi olvidada del siglo XII, que dió satisfacción a mi curiosidad y respuesta a mis preguntas. Os relato la leyenda para conocimiento de los muchos que vais a este paraje de Portugal o hayais ido ya. Valga como introducción que Fátima era en 1917, época de los sucesos que le dieron renombre universal, una pequeña aldea en la sierra del Aire, con unas cuarenta casas, pertenecientes al distrito de Santarem del Concejo de Vilanova de Ourem. Hasta esa fecha Fátima era solo eso una aldea, la más importante de la Parroquia del mismo nombre, que tenia unos dos mil quinientos habitantes dispersos en pequeñas aldeas y casas separadas, entre las que se encontraba Aljustrel, lugar de nacimiento de los tres pastorcillos videntes Lucia, Francisco y Jacinta. El nombre de Fátima tiene para todos una resonancia árabe imposible de ignorar. Fátima es el nombre de la hija de Mahoma y es evocador de múltiples contiendas, escaramuzas y guerrillas, que moros y cristianos llevaban a cabo en estas tierras peninsulares hacia el siglo XII, una de cuyas escaramuzas ocurrida en esas tierras de Portugal dió base a la leyenda del origen del nombre de la Aldea y Santuario.
Corría una mañana en una imprecisa fecha del año 1158, cuando un grupo de alborozados jóvenesmusulmanes, guardados por una aguerrida tropa de caballeros de la media luna, salió de la población de Alcacer do Sal, de camino al estuario del río Sado, paraje precioso y aún hoy poco hollado. Los jóvenes musulmanes iban festivamente a bañarse al río y entre el grupo se encontraban varios hijos de notables del lugar, lo cual justificaba el acompañamiento de la aguerrida caballeria musulmana. El río Sado y su estuario forman un salvaje parque natural, en el que la finísima arena blanca y el maravilloso paisaje, junto con la pureza de sus aires y aguas hacen muy apetecible el baño, en un sosiego en que la Naturaleza acompaña en todo momento. Por ello y por su proximidad a Alcácer do Sal, los jóvenes habían decidido la excursión caminando con despreocupación de cualquier peligro por estar en tierras musulmanas y lejos de la frontera cristiana, que en aquellas fechas estaba más arriba al lado norte del Tajo. En aquel grupo, entre los hijos de los notables, se encontraba una bella jovencita de nombre Fátima, que era hija del Valí de Alcacer do Sal. Los cristianos duchos en la guerrilla y continuos hostigadores de las tropas sarracenas, con ansias de recuperar para la Cruz las tierrras que les habia arrebatado la Media Luna, habían decidido realizar una incursión y apoderarse de rehenes enemigos con los que luego trocar en rescate al moro. Gonzalo Hermingues era el jefe de la tropa cristiana, comandada con esta misión por el Rey Don Alfonso Henriques. La tropa cristiana se adentró en territorio sarraceno y se emboscó a la espera de un lance favorable. El bravo Gonzalo Hermingues era conocido entre los cristianos como Tragamoros. La comitiva musulmana, acertó a pasar en su despreocupado itinerario por el lugar donde los cristianos se habían emboscados, siendo sorprendidos y tras dura contienda con sangre por ambos bandos, finalmente los musulmanes fueron derrotados quedando los sobrevivientes cautivos de los cristianos. Gonzalo Herminges, Tragamoros, decidió llevar a sus prisioneros a Santarem, localidad cristiana distante, al Norte en la orilla opuesta del Tajo. Alli el rey de Portugal Don alfonso Henriques le aguardaba. El camino era largo y dificil por atravesar tierras del moro. Durante el mismo Gonzalo Henriques reparó en Fátima y se fué encantando con su juventud, belleza y noble porte de la mora, que aunque escoltada y prisionera también le miraba con algo más que curiosidad. Durante el camino, las duras acciones del portugués con los guerrweros moros fueron trocadas por amorosos pensamientos hacia su prisionera, dando vueltas y revueltas sobre que hacer con la misma. No he encontrado detalles en la leyenda sobre el supuesto romance que debió nacer entre los dos pero que a buen seguro el tiempo del camino dió para fortalecerlo. Llegados a Santarem el Rey celebró la hazaña y premió al grupo de guerreros con regalos y nombramientos como era usanza en aquellos tiempos. A Gonzalo Hermingues le pidió el Rey que manifestase cual queria fuese su recompensa. El Tragamoros, admirado como habia quedado de Fátima, pidió al Rey su mano para desposarla. Ante aquella inusul petición el Rey dudo largamente, pero al final la concedió bajo dos condiciones: que la doncella le aceptase libremente y que se convirtiera a la fé cristiana. Narran las crónicas que Fátima aceptó y su bautizo se realizó con el nombre de Fátima Oureana, se convirtió en la feliz esposa de Gonzalo Hermingues y que se fueron a vivir a la villa de Abdegas, regalo del Rey en los esponsales. Con el tiempo esta villa cambió su nombre por Villa Oureana y y actualmente es la ciudad de Vila Nova de Ourém. Como muchas cosas en esta vida, la intensa felicidad de la pareja trocó en pocos años en desgracia al morir tempranamente Fátima, dejando a Gonzalo tan desolado que decidió cambiar su espada y uniforme por la cruz y el hábito de monge. Así se ordenó de su nuevo hábito en la Abadía de Alcobaca a treinta kilometros de Ourem, siendo un fraile ejemplar segun cuentan las cronicas. En el año 1171 la Abadia fundó un priorato siendo nombrado Prior del mismo Fray Gonzalo Hermingues. Fray Gonzalo, que nunca se separaba del cuerpo sepulto de Fátima, construyó una capilla donde dió reposo al cuerpo de su amada. Así la capilla quedó con el nombre de Fátima y con el paso de los años se transformó en la Iglesia Parroquial de Fátima, dermarcación en cuyo lugar ocurrieron las apariciones de las Virgen a los tres pastorcillos y por la cual fué llamada Virgen de Fátima. Jaime Navas Castellón | |
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